A veces las grandes movidas políticas no se fraguan en Bogotá ni en las capitales regionales, sino en los sancochos de pueblo.
El pasado miércoles, mientras muchos creían que la inscripción de Luis Orlando Ortiz, mejor conocido como Pirinolo, para las elecciones atípicas de Coyaima pasaría sin pena ni gloria, lo que ocurrió fue una radiografía cruda del reacomodo político que se está cocinando en el Tolima.
En la tarima y en la mesa, todos los ingredientes de una alianza inédita: Mauricio Jaramillo (Liberalismo viejo cuño), Jahel Quiroga y Nayib Salazar (Pacto Histórico), Mauricio Pinto (representando el ala conservadora anti-barretista), y el exalcalde William Walter Luna, anfitrión del sancocho “trifásico” que terminó siendo más que simbólico.
Cerdo, pollo y carne… pero también liberalismo, izquierda y Miguelismo. Un mensaje directo al corazón del poder político tolimense: ¡se viene el toconbar, todos contra Barreto!
Más allá de lo pintoresco del evento —limonada de panela con 38 grados a la sombra incluida—, lo verdaderamente jugoso está en lo que se insinuó: una alianza regional amplia, con aroma de preacuerdo electoral de largo alcance. Liberales y Pacto Histórico ya se han arrimado a la mesa. El Miguelismo —cada vez más disidente del Barretismo— se acomoda a los nuevos tiempos. Y el Hurtadismo, aunque ausente físicamente, empieza a ser cortejado.
En la práctica, todos confluían alrededor de Pirinolo, pero el verdadero plato fuerte no es la Alcaldía de Coyaima, sino la construcción de una gran coalición anti-barretista para disputar el control del Tolima en 2026 y 2027.
El barretismo, por ahora, juega su carta con Carlos Andrés Tovar, un viejo conocido del conservatismo que carga el peso de sostener la plaza en medio de una ofensiva política inédita. Del otro lado, no hay ideología sino propósito: quitarle el oxígeno político a Óscar Barreto y su maquinaria. El nuevo liberalismo, el MAIS, la UP, sectores de la U... todos dan vueltas alrededor del mismo fuego.
Y ojo: lo de Coyaima no es una anécdota. Es el laboratorio del "Todos contra Barreto" que podría explotar en las regionales. Porque cuando un sancocho reúne a quienes ayer ni se saludaban, es porque el hambre de poder es más fuerte que los viejos rencores.
La imagen de Nayib Salazar —mano derecha de Guillermo Alfonso Jaramillo—, al lado de Mauricio Jaramillo, acompañado de liberales, conservadores y pactistas, es la verdadera portada de lo que se avecina. La tregua es real, el enemigo común está claro, y el menú está servido. ¿Y si el postre se llama Gobernación del Tolima?
Por ahora, en Coyaima, el “Pirinolazo” no solo puso a hervir la política local. También destapó la receta de un frente político que, si no se quema en la cocción, podría convertirse en el plato fuerte del 2027.