Óscar Barreto, el tolimense con más ausencias en el Senado: cobra casi $50 millones y no va al Congreso

El jefe del clan barretista encarna un descaro nacional. No va a trabajar y sí cobra su sueldo de $48′142.046 mensuales. Mientras la nación debate reformas clave y se toman decisiones trascendentales, él brilla por su ausencia.
Redacción
10 marzo

El hombre que ha gobernado el Tolima en cuerpo ajeno durante décadas, que en sus discursos habla de compromiso y trabajo, resultó ser el segundo congresista con más ausencias en el Congreso.

Según una investigación publicada por la Revista Semana, Barreto acumuló 30 inasistencias durante 2024, 18 de ellas solo en el primer semestre del año, lo que equivale a un 40% de las sesiones. Es decir, mientras la nación debate reformas clave y se toman decisiones trascendentales, el senador conservador simplemente brilla por su ausencia.

Liderazgo de sofá

Desde que dejó la Gobernación del Tolima, Barreto ha intentado vender la imagen de un líder comprometido con las regiones. Pero, al parecer, su ‘compromiso’ se traduce en fortalecer su proyecto político a punta de ausencias en el Congreso.

Mientras en el Tolima sus fichas políticas siguen manejando la administración departamental, en Bogotá su presencia es prácticamente decorativa. Se pasea por los municipios, hace promesas, pero cuando hay que legislar… la silla permanece vacía.

El ‘Top’ de la desidia

Barreto no está solo en el pódium de la ‘indisciplina legislativa’. El ranking de los congresistas con más inasistencias lo lidera el liberal Lidio García, con 44 ausencias. A Barreto le siguen Antonio Zabaraín (24), Miguel Ángel Pinto (22) y José Alfredo Marín (21). En total, en 2024 se presentaron 838 excusas en el Senado por razones que van desde problemas de salud hasta ‘asuntos personales’.

Sin embargo, Barreto tiene el dudoso mérito de ser el único congresista tolimense en la lista negra. Ningún otro senador de la región se ausentó tanto como él.

¿Excusas o estrategia?

El Congreso ha sido señalado por su ineficiencia, y desde la Casa de Nariño el propio presidente Gustavo Petro ha criticado que los senadores ‘desaparezcan’ cuando se deben aprobar proyectos clave. Pero en el caso de Barreto, la pregunta es inevitable: ¿Realmente está enfermo o simplemente le da pereza legislar?

Barreto sabe que su poder en el Tolima no depende de su gestión en el Senado. Su maquinaria política sigue aceitada y funcionando sin importar cuántas veces deje la silla vacía. El problema es para los tolimenses, que siguen representados por un ausente de lujo.

La escuela del ausentismo: Barreto y su discípulo en la Asamblea

No sorprende que el senador Óscar Barreto tenga discípulos fieles que no solo aprenden su estilo de hacer política, sino que lo perfeccionan. Su pupilo más aventajado en la Asamblea del Tolima, el diputado Brayam Escandón, no se queda atrás en el arte de la ausencia. Pero si Barreto justifica sus faltas con excusas burocráticas, Escandón prefiere la vida social como pretexto.

(Lea: Brayam Escandón: el diputado fantasma del barretismo que cobra sin trabajar)

Dicen en los pasillos del edificio departamental que cuando el joven diputado no está en su curul, lo más probable es que esté enfiestado. Y cuando asiste, su estado no siempre es el más decoroso. Su ausentismo no es por enfermedad ni diligencias oficiales: es porque la resaca no le permite levantarse temprano.

La pregunta es inevitable: ¿quién paga estos lujos? Porque al igual que su mentor, Escandón cobra puntualmente su sueldo con dinero público, pero devolverle al pueblo tolimense su voto de confianza es lo único que parece no estar en su agenda.

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