Conservadores en guerra: Choco y Barreto se sacan los trapitos al sol por los avales del 2026

El conservatismo tolimense está en llamas. Los políticos se acusan mutuamente de traición política, mientras la batalla por los avales del 2026 se vuelve una guerra sin cuartel. ¿Quién tiene razón? ¿Quién caerá primero?
Redacción
11 marzo

La batalla en el Partido Conservador tolimense ha alcanzado un nuevo nivel. El sector liderado por José Elver Hernández Casa, mejor conocido como "Choco", prepara un documento para radicar ante la Dirección Nacional del Partido Conservador con pruebas que demostrarían que el barretismo incurrió en indisciplina política en las pasadas elecciones.

La estrategia es clara: si Óscar Barreto y sus aliados intentaron cerrarle el paso a Choco en la lista a la Cámara de Representantes del 2026 argumentando deslealtad, ahora el choquismo responde con la misma moneda. Ojo por ojo, diente por diente.

La acusación barretista contra Choco

El primer golpe lo lanzó el barretismo. A través del abogado Nelson Hernández, se radicaron quejas ante la Dirección Nacional Conservadora señalando que Choco habría sido el artífice de la derrota de Jorge Bolívar en la contienda por la Alcaldía de Ibagué en 2023. Argumentan que Hernández Casas no apoyó al candidato oficial del partido y, en cambio, respaldó la candidatura de Johana Aranda, lo que terminó inclinando la balanza en su favor por un margen de apenas 4.000 votos.

Con esta acusación, el barretismo busca impedir que Choco tenga el aval conservador para la lista a la Cámara en 2026. Pero el contraataque no se hizo esperar.

El dossier del choquismo: Barretismo en la mira

El choquismo ahora se dispone a responder con la misma estrategia. En el documento que presentarían ante el Directorio Nacional Conservador, recopilarán varios casos donde el barretismo, con nombres y apellidos, también habría incurrido en indisciplina partidaria. Aquí algunos ejemplos:

  • Ortega: Delcy Isaza, ficha del barretismo, apoyó a Jorge Báquiro (inscrito por ASI y la Nueva Fuerza Democrática) en lugar de respaldar al candidato conservador Diego Matiz, a quien Choco sí apoyó.
  • San Luis: Delcy Isaza nuevamente aparece en la lista, esta vez respaldando a Carlos Murillo (Nueva Fuerza Democrática) en vez de al candidato oficial del partido, Ricardo Acosta, quien sí fue apoyado por Choco.
  • Murillo: En este municipio, el barretismo favoreció a Camila Sánchez (firmas y coaval Liberal) mientras que Choco se mantuvo con la candidata conservadora Sandra Muñoz.
  • Santa Isabel: Choco apoyó a Jorge Castellanos, un político que en el pasado fue tres veces alcalde con el aval conservador, pero que en 2023 perdió el aval y se inscribió por la Nueva Fuerza Democrática. Mientras tanto, el barretismo optó por otros candidatos.

Estos casos evidenciarían que el barretismo tampoco ha seguido la línea del partido en varias regiones, por lo que su acusación contra Choco perdería peso. La conclusión del sector choquista es clara: si el argumento de la indisciplina es válido para sacarlos de la lista a la Cámara, entonces el barretismo debería recibir el mismo trato.

¿Quién hundió a Jorge Bolívar?

Uno de los puntos más álgidos del debate es la derrota de Jorge Bolívar en Ibagué. Según el barretismo, Choco es el único culpable de que la Alcaldía no quedara en manos conservadoras. Pero la realidad es más compleja.

Desde la otra orilla argumentan que todos los partidos que respaldaron a Johana Aranda (Centro Democrático, Cambio Radical, MIRA, liberales y el G10) se atribuyen el triunfo. Entonces, ¿realmente Choco tuvo el poder suficiente para decidir la elección? ¿O simplemente se sumó a una corriente más amplia?

El discurso del barretismo apunta a encontrar un chivo expiatorio. Sin embargo, el análisis más frío muestra que la derrota de Bolívar no puede recaer en una sola persona. La falta de estrategia, las divisiones internas y un candidato que no logró consolidar apoyos sólidos fueron factores determinantes.

Doble moral conservadora

El portal Contrapeso ya lo advertía en su análisis: el barretismo tiene una doble moral al acusar a Choco de indisciplina cuando, en varias elecciones municipales, ellos también jugaron por fuera del partido. Sin embargo, la pelea no se libra solo con argumentos, sino con poder. Y en el Partido Conservador, el poder se mide en avales y en respaldos desde Bogotá.

Ahora el Directorio Nacional Conservador tendrá que evaluar si acepta la tesis del barretismo o si el dossier del choquismo logra neutralizar la embestida. De cualquier manera, lo que queda claro es que esta no es una pelea ideológica ni programática. Es una disputa por el control del Partido Conservador en el Tolima y por la capacidad de definir quién se queda con los avales en 2026.

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