Ibagué es un pañuelo… pero lo que pasó el pasado miércoles no fue una coincidencia. En un espacio cerrado, sin afán de aparentar neutralidad, se sentaron cara a cara Jorge Bolívar, concejal conservador, aliado natural de Óscar Barreto, y Holman Guevara, empresario que representa a un sector estratégico del Centro Democrático. Una reunión “privada” que terminó pública gracias a una imagen que ya circula por los chats del poder.

No estaban en una cafetería, no era una charla de sobremesa: había agenda abierta, papeles sobre la mesa y miradas fijas. En otras palabras, estrategia en tiempo real. Porque cuando dos piezas de distintos tableros se encuentran, es porque alguien quiere jugar ajedrez con nuevas reglas.

Y es que detrás del “café” se esconde un hecho político de alto voltaje: los sectores que se sienten excluidos del hurtadismo están empezando a moverse por su cuenta. La cercanía del Centro Democrático con Johana Aranda —avalada por ese partido— ya no es unánime. Hay malestar y algunas fracturas que la mandataria está tratando de recomponer.

Bolívar, que quedó con la espina tras perder la Alcaldía ante Aranda en 2023, no se ha rendido. Y Guevara, que nunca ha aspirado a cargos públicos pero tiene el oído de varios congresistas, está moviendo las fichas. “No hablaron de fiestas, hablaron de poder”, dijo una fuente que juró que vio entrar y salir a Bolívar con una carpeta bajo el brazo.

La sola imagen levantó sospechas, todos saben lo que significa una reunión de ese calibre en esta etapa del calendario político. Los acercamientos no se improvisan. Se planifican. Y cuando vienen desde dos sectores históricamente alejados, solo hay una explicación: se están alineando para lo que viene.

El barretismo, por ahora, juega en solitario con el respaldo que le da tener la Gobernación, mientras el Centro Democrático intenta recomponer su identidad y volver a ser determinante en el ajedrez local. Pero si entre ambos se consolida una alianza sólida, el gran damnificado sería el hurtadismo, que hoy sigue aglutinando a los sectores políticos que no quieren ver a Óscar Barreto convertido en amo y señor del presupuesto público del Tolima.