En la Asamblea Departamental del Tolima hay un fantasma que cobra millonadas, pero casi nunca aparece. Se trata de Brayam Escandón, diputado conservador y ficha del barretismo, quien acumuló más de 30 inasistencias en 2024, siguiendo el mismo patrón de cuando fue concejal de Ibagué, donde faltó más de 140 veces entre 2020 y 2023.

Pero lo escandaloso no es solo su ausencia, sino que sigue cobrando religiosamente. En junio de 2024 recibió más de $23 millones, a pesar de haber faltado cinco días, uno de los cuales justificó con la insólita excusa de que “no tenía luz en su casa”.

Un descaro absoluto para alguien que hace parte de la estructura política del senador Óscar Barreto y es aliado de la gobernadora Adriana Matiz, quienes se llenan la boca hablando de trabajo y compromiso, pero protegen a un diputado flojo y descarado.

Borracho y fuera de control

El problema de Escandón va más allá de su pereza para cumplir con su deber. Fuentes cercanas aseguran que su verdadero ‘trabajo’ está en su apartamento, donde lo han visto borracho de lunes a viernes, en estado lamentable. Tanto así, que ya se habla de su inminente internación en una clínica por problemas con el alcohol.

Pero lo más grave es el presunto peculado en el que estarían incurriendo las directivas de la Asamblea al seguirle pagando sin trabajar. Documentos internos revelan que tiene seis incapacidades médicas, de las cuales cinco serían falsas, y la Asamblea ni siquiera ha intentado cobrarlas a la EPS.

Mientras los entes de control analizan si se configuró un robo descarado de recursos públicos, Escandón se esconde y ni siquiera responde las llamadas para dar su versión. La pregunta es: ¿hasta cuándo seguirán Barreto y Matiz protegiendo a este diputado que no trabaja y que se hunde cada día más en el alcohol?