Después de semanas de rumores, análisis malintencionados y cadenas de WhatsApp que hablaban de un “divorcio político” entre el exalcalde Andrés Hurtado y la alcaldesa Johana Aranda, quien rompió el silencio fue su esposo, Juan Arturo Gutiérrez.
Lo hizo en El Pulso Político de Ondas de Ibagué, en una entrevista que más que una defensa, fue una jugada estratégica para enfriar la olla a presión que crece dentro del hurtadismo y en la política criolla.
Lo primero que soltó sin rodeos: "Mi jefe político sigue siendo Andrés Hurtado". Una frase que, en cualquier otro escenario, sería un simple guiño de lealtad. Pero en este contexto, con versiones de una fractura entre la alcaldesa y el exalcalde, suena más a control de daños.
Juan Arturo fue claro: “Yo no puedo hablar por mi esposa”. Pero lo dijo sabiendo que muchos interpretarán su voz como un reflejo del entorno cercano de la mandataria. Es más: negó cualquier ruptura personal, y aunque aceptó que no habla con Hurtado “hace días”, advirtió que esta misma semana lo hará.
El Gestor Social también aprovechó para desmontar la narrativa del supuesto desempleado metido en política.
“Trabajo con tres entidades, asesoro empresas, tengo negocios familiares”, argumentó. Y en medio del mismo paquete, justificó su presencia en un evento político con el precandidato presidencial Miguel Uribe y el representante a la Cámara, Carlos Edward Osorio: “Tengo carnet del Centro Democrático hace años. Miguel es amigo de la familia, no es ningún pecado ir a escucharlo”.
Sobre el supuesto uso de contratistas de la Alcaldía para ese evento, fue tajante al manifestar que invitó a sus amigos más cercanos. Pero fue más allá: ratificó públicamente su apoyo a Carolina Hurtado, exsecretaria de Desarrollo Social del gobierno Aranda, hermana de Andrés y carta fuerte del hurtadismo para la Cámara. Si había dudas de que el vínculo político estaba roto, su respaldo a Carolina las disipó. Si hay apoyo hacia su candidatura, hay beneplácito del hurtadismo.
Una de las cosas más interesantes de la entrevista del Gestor Social fue su postura política amplia y transversal. Se definió como “ciudadano del mundo” y dijo tener amistad con todos: desde “Choco” hasta Mauricio Jaramillo, pasando por el mismo Óscar Barreto.
Posturas que lo convierten en una especie de embajador extraoficial del gobierno Aranda, mientras la mandataria madruga y trasnocha por sacar adelante una ciudad con un presupuesto limitado y problemas estructurales de décadas.
La relación política entre Johana Aranda y Andrés Hurtado, más que rota, parece estar en una etapa de ajustes. Mientras la alcaldesa afianza su propio estilo de gobierno y toma decisiones con sello propio, el hurtadismo observa con atención, sin perder el vínculo que los une ni el capital político construido en común.
¿Y Juan Arturo? Más que un moderador, se muestra como un puente: sereno, prudente y con la capacidad de tender la mano a todos los sectores. Con carnet del Centro Democrático en el bolsillo y una red amplia de amistades políticas, dejó claro que no habla por su esposa, pero su voz, sin duda, tiene eco.
Porque en Ibagué, donde todo se escucha y todo se interpreta, su declaración no fue solo un acto de cortesía, fue un movimiento de tablero. Y más de uno ya se pregunta: ¿fue solo una opinión personal o un anticipo de lo que viene?
