La batalla contra la fiebre amarilla en Colombia escaló del terreno sanitario al político. En medio del anuncio de una inminente emergencia económica y sanitaria, el presidente Gustavo Petro disparó contra la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, por su presunta inacción frente al brote que se extiende por el país.
“La gobernadora del Tolima no nos ha ayudado y no ha girado recursos para frenar el virus”, dijo el mandatario con tono fuerte, mientras exaltaba el trabajo de alcaldes, hospitales y EPS —intervenidas o privadas— que sí han respondido al llamado nacional.
Las palabras del presidente no cayeron en saco roto. Matiz, furiosa, sacó artillería pesada en redes sociales. En un hilo de cinco tuits, acusó al jefe de Estado de manipular la verdad y lo retó públicamente:
“¡Presidente Gustavo Petro, NO MIENTA SOBRE MÍ! No le hace bien al país mentir en medio de sus afanes y endilgarme falsas responsabilidades sin fundamento.”
El rifirrafe dejó entrever que la pelea no es solo por el virus. Matiz le recordó a Petro que el Tolima decretó emergencia pública desde noviembre de 2024 y que, desde octubre, vienen realizando Puestos de Mando Unificado (PMU) con el Ministerio de Salud. "Todo está grabado", advirtió con tono desafiante, insinuando que el presidente no solo desinforma, sino que también omite verdades convenientes.
La mandataria regional no paró ahí. Le lanzó una pulla por las declaraciones contradictorias del propio Petro, quien meses atrás había afirmado que el Gobierno Nacional ya había controlado los brotes en primates —el origen del contagio—, pero ahora declara la emergencia cuando el virus ya amenaza con saltar a Bogotá.
Petro advirtió que la fiebre amarilla podría escalar durante la temporada de vacaciones, y recomendó a los ciudadanos no viajar si no están vacunados:
“Averigüen si están vacunados antes de salir. Si no lo están, no deben viajar. Fumiguen sus carros”, dijo en un mensaje dramático.
Pero mientras el país trata de entender si debe irse de paseo o encerrarse, el espectáculo político sigue en primera fila. Petro vuelve a hacer lo que mejor sabe: tensionar con gobernantes de línea opuesta. Y Matiz, que no ha brillado por su protagonismo sanitario, ahora se aferra a comunicados pasados y grabaciones de reuniones para defender su nombre.
Lo cierto es que mientras el virus se sigue propagando, también lo hacen los dardos políticos. Porque aquí el problema no es solo el mosquito: el verdadero peligro es cómo algunos convierten el miedo y la salud pública en un show de ataques y excusas.